BURNING MAN 2011 (EE UU)


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    Uno de los eventos festivos y artístIcos a nivel mundial que nos resultan más atractivos (y que de hecho nos ha dado muchas ideas en el montaje de las tres "electroperras" celebradas hasta ahora) es el BURNING MAN de Estados Unidos. 


    El Festival del hombre ardiente  es un evento anual de seis días de duración que se desarrolla en pleno desierto de Black Rock (Nevada).  Los organizadores del festival lo describen como un experimento colectivo, de autoexpresión y autosuficiencia  y de carácter radical. El nombre del evento está tomado del ritual que consiste en quemar una gigantesca escultura de madera con forma de hombre durante la noche del sábado (sexto y último día de celebración).
    El festival está organizado por la compañía Black Rock City, LLC, bajo la supervisión de uno de sus fundadores, Larry Harvey, y otros cinco miembros.
    El festival BURNING MAN es el resultado de la fusión de dos eventos, uno de los cuales comenzó como una fiesta de playa sin nombre definido que se realizaba durante el solsticio de verano en 1986. En esa celebración, Larry Harvey, Jerry James y algunos amigos se reunieron en Baker Beach, San Francisco, y quemaron una estatua de 2,4 metros de altura, hecha de madera con forma de hombre. También incineraron una más pequeña con forma de perro. La inspiración para quemar éstas figuras se ha mantenido en secreto por parte de Harvey, quien lo describió como un espontáneo acto de autoexpresión radical. De otra parte, la escultora Mary Grauberger, amiga de la novia de Harvey, había realizado reuniones artísticas en Baker Beach relacionadas con el solsticio de verano durante varios años antes de 1986.
    En 1997, el evento se había hecho más conocido y nuevamente había atraído la atención de la policía. Harvey y algunos de los nuevos organizadores formaron una Sociedad Limitada para  solicitar los permisos pertinentes del Departamento de Administración de Terrenos (Bureau of Land Management). 
    Desde entonces, uno de los retos que deben enfrentar los organizadores ha sido mantener el equilibrio entre la libertad de los participantes y el cumplimiento a los requirimiento de diversos grupos ecológicos y la policía.
     Durante los años, se han impuesto numerosas restricciones  al evento, como un rígida organización vial, un límite de velocidad no superior a los 16 km/h, el manejo de carros artísticos, el uso de antorchas y fuegos artificiales, armas de fuego (incluso las descargadas) y la presencia de perros. Otra restricción importante es el área donde se realiza el espectáculo, cuyo límite está marcado por una cerca  de 11 km de largo.
¿Os imagináis algo así por estas tierras del sureste peninsular? Los electroperros aún creemos en utopías.












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